Cuervos rosas volando bajo y guacamayas que cazan al por mayor.
Flores que germinan, más no florecen, bajo los cascos de un unicornio que espera a su señor prolongando un resonante bramido.
Un alarido gutural que nace de la mazmorra del ático por donde el agua corre, llevando en su corriente fragmentos de sueños y recuerdos de los vivos en receso.
Una noche cálida. Pocos autos circulan ya, y el reflejo de la luna se apodera de las calles mientras los cuerpos descansan y la respiración se relaja.
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